Historia
Dioscórides no menciona el abeto, pero Andres de Laguna lo clasifica junto a otras corníferas, como el pino, y dice:
"Mas el abeto produze aquel excelente liquor incognito a los antiguos, comunmente llamado oleo de abeto: el qual ce coge rompiendo ciertas vexigillas que se hincan entre corteza y corteza de dicho abeto, en las quales milagrosamente se engendra. Es el oleo de abeto muy claro, puro, transparente, oloroso, y amargo [...] tiene la virtud de soldar las heridas frescas, y de encorar las llagas. Tomado por la boca resuelve toda ventosidad, vale contra los dolores de y jaga, purga las arenas de los riñones, y mitiga todos los dolores de las juncturas, y de los nervios".
Laguna no deja de citar en sus comentarios los lugares por donde crecen las plantas. La mayoría se sitúan en Italia, donde permaneció exiliado gran parte de su vida; sin embargo, cuando habla del abeto se desvela su origen segoviano:
"Ay gran muchedumbre ansi de abetos, como de otras resiniferas plantas, en las montañas de Trento, adonde los comarcanos hazen gran caudal de su azeyte. Semejantemente se hayan todos aquellos arboles de Valsayn de Segovia".
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